24 ene 2012

Virimundis,capitulo 8:En una casa del año 2037


Salía de la calle antigravedad esperando ver a mi salida el mundo en el 2037. Con cara de tonto contemplé la calle que había en frente mía. Muchas desilusiones. Aunque cuando viese a fondo como era el virimundis, cambiaria al instante de idea. Al parecer, en la Tierra les debió de ir muy mal. Solo veía extraños aparatos a los lados de la calle, por la acera, gente rara pasar y…Árboles. Muchos árboles. Sin casas, sin coches, apenas sin edificios. Mi mente se llenó de preguntas insistentes en un instante. ¿Dónde están los coches voladores? ¿Y las casas modernas? ¿Y la nueva tecnología? ¿Dónde estaba la tecnología? ¿Desapareció en el cambio de planeta? Algo me decía que no. Que eran mis ojos, que me engañaban. -Bonita ciudad, ¿verdad?- Gumpert estaba detrás de mí y casi me mata del susto. Me di la vuelta como si fuese un chicle. No le dije nada. -¿Es lo que te esperabas?-me preguntó. Estuve a punto de estallar, pero me interesaba mucho la explicación que tenía guardada Gumpert. –No, explícame que pasa aquí ¿Esto es una broma? No hay coches voladores, ni siquiera coches terrestres. Solo puedo ver ese edificio y…-Un edificio muy confuso. Me gustaba mucho la manera de hacer los edificios. Empezaban cuadrados y luego, los pisos se convertían en rectángulos, cuadrados más pequeños, más grandes, otros rectángulos…Después tenían decoración algo extraña. Como aureolas de color verde alrededor. Sin ventanas y sin puertas. -¿Pero dónde están las casas?-le pregunté. Sonrió notablemente. –Justo ahí. Vamos a entrar-me señaló una cabina rectangular que acababa en círculo. Antes de empezar el círculo, llevaba unos cuantos tubos, hasta abajo del todo. A la mitad, un sensor, de huellas quizás. Era como un portal que desprendía luz verde incandescente. –Pon el dedo en el sensor y cuando llame, ordénale a la casa que me abra- Sin previo aviso y sin que pudiese evitarlo, me cogió la mano y puso mi dedo en el sensor. La puerta me tragó. Atravesé kilómetros de nubes blancas en milésimas de segundo. Ahora estaba dentro de una casa. De una casa con mucho estilo: Las paredes color madera, con el suelo color blanco mármol. Sin luces en el techo, pero muy iluminada, con un amplio recibidor al principio. Sonó el timbre. Me puse de cara al lugar de donde había salido y ordené-Abrir puerta-. Gumpert empezó en el centro del espacio y, con un remolino, transmitió su cuerpo como por arte de magia al interior de la casa, al igual que yo. Ya habíamos entrado en una casa del año 2037

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