16 ene 2012

Virimundis,capítulo 1:Un sueño sin final


Por la noche soñé que me trasladaba a un lugar tenebroso. Un lugar en alguna parte de mi subconsciencia. Aquel día me introduje cariñosamente en mi mente como un papelito que vuela por los aires en los días de viento. Cuando quise salir de aquel lugar repleto de oscuridad, ya era demasiado tarde. Mi mente subconsciente no sabía cómo reaccionar. No sabía siquiera que sucedía y como pensaba ella misma. Diez minutos más tarde, seguía allí, inútil. Recto, tan recto como los soldados en el cuartel cuando pasaba la máxima autoridad a una inspección antes de la tercera guerra mundial. Parpadeaba una  y otra vez hasta que mi profesora de física y química se apareció ante mí. Le faltaba un ojo. Estaba calva, y llevaba algo en la mano. Sin poder ni gesticular, me enseñó su mano. Pude divisar su sonrisa. Una sonrisa realmente malévola. Tenía pocos dientes y los pocos que tenía tenían un color blanco, que brillaban en la oscuridad. Su único ojo se iluminó de verde, como si de un extraterrestre se tratase. Fue entonces cuando abandoné mi posición de militar, baje los hombros, me agaché y observé su mano. Otra vez inmóvil. Algo me rodeo sin que pudiese impedirlo. La mano fue desapareciendo poco a poco y pude escuchar una voz que hablaba en un extraño idioma.- Ya no se mas, doctor-. El doctor me miró pensativo. Se acercó a mí y me susurró. –Esto es un centro médico, váyase a un buen psicólogo, que le irá bien-. Me dio unas palmaditas en la espalda y me acompañó al final. De pronto volví. Ya tenía conocimiento, estaba en la puerta de la policlínica. En frente una academia de inglés, y por medio la calle principal de mi barrio, nada más. –A casa-me dije. Por lo demás, un día normal. Me fui a la cama. Soñé que me trasladaba a un lugar tenebroso. Esta vez, muy intensamente. Fue entonces, cuando sentí, que era real. Pero nada más sucedió. Nada excepto la visión de un lugar muy extraño, sin suelo. Flotando en el aire. Abrí los ojos y con un gran destello, sin previo aviso, el virimundis se apoyó en mí.

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